sábado, 7 de febrero de 2009
El deseo - tercera y última parte
No podría precisar el tiempo exacto que duraron los besos, una eternidad tal vez hubiera sido poco y a su vez demasiado.
Me sentí extraña, tanto como feliz, y esa ambigüedad me respiraba en la nuca, mezclando la impunidad que me daba la mentira de Manuel con la vergüenza que sentía de mi misma.
Que Manuel hubiera empañado lo nuestro, que me engañara, que hubiera sido desleal, no me hacía a mí menos traidora, al menos en una mirada más profunda de la situación.
Se lo dije.
Le dije que me sentía tan inescrupulosa como Manuel, que llevar la bandera de víctima para después cruzar la misma línea que el enemigo no me hacía sentir bien.
Me entendió, aunque intentó convencerme de que existían diferencias porque Manuel había optado por casarse ya teniendo una familia y por sostener una mentira con alguien que confiaba ciegamente en él.Que lo nuestro era distinto, que era un amor sincero y desinteresado, un amor desnudo, descalzo, sin redes ni antifaz.
Tomamos otra cerveza, y otra más, mientras hablábamos del mañana, del día después, de la hora siguiente.
Justificó nuestros futuros encuentros con palabras que sonaban bien a mis oídos aunque no tuvieran la suficiente fuerza como para despojarme de la idea de que mi obrar no era el correcto.
Así y todo, le creí, y decidí confiar en que la equivocada era yo.
Dos horas más tarde, los besos nos condujeron por el pasillo que dividía el living del dormitorio, y un rato después, ya recostados sobre la cama, me maldije por mi falta de convicción.Mi deseo por Octavio era tan grande que fue capaz de devolverme el título de mujer íntegra y me olvidé que ceder a sus encantos era engañar a Manuel.
Hicimos el amor hasta que salió el sol.
O quien sabe el sol salió justamente porque hicimos el amor.
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13 comentarios:
Acabas de relatar el momento de la delgada línea que se cruza y separa, las grandes decisiones que pueden cambiar tu vida para siempre y de las cuales debemos hacernos cargo. La carga que agregamos a nuestra mochila y porque nosotros queremos; y a veces después de mucho tiempo decidimos empezar a vaciarla.
Un beso Miranda, te sigo leyendo.
Salió por eso sin dudas. Entre tanto dolor y desconcierto nunca viene mal un poco de sol.
Lástima que la culpa está siempre ahi jodiendo, uno la barre abajo de la cama pero siempre reaparece.
Maldita! que difícil es de manejar.
besos
Cuando hay ambiguedad de sentimientos por lo gral termina decidiendo el cuerpo no??
Cuando una se siente traicionada, en éste caso no solo lo entías sino que tenías la seguridad de serlo, que más da la culpa, el amor con Manuel, o más bien la relación que tenían ya no era lo mismo, no se puede traicionar lo que no existe.
Hola yo siempre te leo y analizo lo que te va pasando, lo siento como mio o sera que me transmitis mucho y me pongo en tu piel siempre y lo unico que te puedo decir es que despues de estar en la situacion de descubrir un engaño una caricia al alma no te venia nada mal. Te sigo siempre aunque me olvide de comentarte en cada posteo ah yo te leo cuando estoy con clau 2.0 y ella es la que comenta pero hoy estoy sola.
Qué tierno el final!
"... Le dije que me sentía tan inescrupulosa como Manuel, que llevar la bandera de víctima para después cruzar la misma línea que el enemigo no me hacía sentir bien..."
Es innegable que eso es verdad. No juzgo, pero la ley del talión... No es la mejor de las opciones... Es como que nos quita autoridad moral para reprocharle al otro el porque de sus acciones. No sé si me explico, espero que sí...
De todos modos, no sé si será por el hecho de que odio profundamente a los hombres infieles o por pensar que quién arruinó tu fidelidad y amor fue él, es que sigo acá y te banco Miranda!!!
Un abrazo.
la verdad..................creo que te falta un jugador.
disculpa.
Esa foto me descolocó.
Y creo que el cuerpo de Octavio también a vos.
Cercanamente, creo que O no deja de tener razón, la equivocada sos vos.
No encaraste a Manuel????
uds. se pajean?
porqué la gran escritora no contestó los comentarios de este post?
me encantó la frase de remate...sigo..
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