Llegó el día añorado por Clara, el de la ceremonia por Iglesia y la fiesta.
Estuve con ella en todo momento y hasta me cambié en la habitación del hotel donde pasarían la noche de bodas.
Ella estaba tan linda como jamás la había visto. Rebelde como siempre, había optado por un vestido color crudo en lugar del tradicional blanco. Un escote profundo dejaba su espalda al descubierto y un ramo de camelias y rosas, sostenido entre ambas manos, daba el toque preciso para que estuviera realmente hermosa.
Ya en la Iglesia, me ubiqué en la primera fila de asientos junto a la familia de mi amiga. Nerviosa ante la espera por verla entrar comencé a observar a la gente ubicada en los asientos posteriores.
Cinco filas más atrás pude distinguir a Octavio, que esta vez no estaba solo. A su lado, una rubia desteñida que le llegaba casi al hombro, gracias a los diez centímetros que le añadían sus tacos, miraba a su alrededor con cara de aburrida. Tenía un vestido verde, de ese verde que no es ni el de la esperanza ni el de los árboles. Un verde insípido que combinaba a la perfección con su apariencia.
Sonó la marcha nupcial y se abrieron las enormes puertas de acceso para dar paso a la novia, visiblemente emocionada. Fui testigo de la mirada que intercambiaron con El Tano cuando por fin estuvieron juntos frente al altar. Una mirada del amor más profundo que me llenó de nostalgia. Alguna vez yo había sentido lo mismo por Manuel... ¿cuánto duraba el amor y el destello en los ojos? ¿Cómo podía morir esa sensación de que el otro es la excusa perfecta para sentirnos felices?
Ya en el atrio pude abrazar a los recién casados y dejar una estela de rimmel en la mejilla de Clara, que hacía fuerza por contener las lágrimas y sonreía iluminando la noche.
Cuando noté que Octavio se acercaba a saludar, me escapé a los jardines laterales para fumar un cigarrillo. No quería cruzar palabra con él, ni mucho menos verme obligada a padecer la presentación de su nueva novia...
La recepción del salón estaba delicadamente decorada en color marfil, con pequeños arreglos de flores y velas.
Me convertí en la sombra de Lucía y Gerardo para no quedarme sola y accesible para Octavio. Lucía me pellizcaba el brazo cada vez que él andaba cerca para que yo pudiera girar hacia el otro lado. Sólo me movía con naturalidad para alcanzar algún trago de la bandeja del mozo.
Al momento de ingresar al salón principal, ya había tomado tres copas de champagne y dos daikiris.
Las puertas se abrieron y caminamos buscando nuestra ubicación en una mesa. Una tarjetita con nuestros nombres nos indicaba que debíamos sentarnos junto a la mesa principal. Sin duda Clara quería tenernos cerca en esa noche tan especial.
Leí el resto de los nombres: Lucía, Gerardo, Julio (el primo de Clara), Octavio, Beatriz.
No alcancé a recuperarme del asombro cuando vi acercarse a Octavio y a la rubia -que sin duda debía ser Beatriz- buscando su lugar en la mesa.
- Parece que es acá - dijo ella con la misma cara de aburrida que le había visto en la Iglesia.
Sentí el pellizcón de Lucía y le devolví el gesto con el pie, tratando de expresarle mis ganas de desaparecer en ese mismo instante.
- Hola, Miranda - dijo Octavio - Ella es Beatriz, las presento.
- ¿Qué tal? - dije mientras acercaba mi mejilla a la de la pigmea sin intenciones de mostrarme amable.
- ¿Vos sos...? - preguntó curiosa.
- Yo soy - comencé a decir, llena de ironía, revolviendo en mi mente para encontrar una frase letal, justo cuando Octavio me interrumpió.
- Ella es la mejor amiga de Clara - dijo.
Miré a mi alrededor. Las copas dispuestas sobre la mesa, los cubiertos a ambos lados de los platos, las sillas vestidas con una funda clara.
Y no pude decidir cual de todos los objetos usar para revolearle por la cabeza a Octavio ante su desubicada respuesta que me dolía en el medio del alma.
20 comentarios:
¿no hubiera sido más incómoda la verdad?
Mir la mejor arma es la indiferencia!!!!!, pero creo que no pudiste o espero equivocarme.
Besos
Pero cómo Clara los va a sentar en la misma mesa? floja eh...
Ufff... Pensé lo mismo que Lucila... Pero claro... los testigos iban juntos... Qué incomodidad!!! Igual, creo que debió ser la ocasión perfecta para jugarla de superada y que ese dolor lo sintiera Octavio...
Espero la continuación...
Besote =)
me encanto tu respuesta
YO SOY
clara estuvo muyyy floja pero no le quedaba otra
sabés que: revoleale a octavio y su pigmea el centro de mesa al terminar la fiesta ( clara no tiene la culpa así que hacelo cuando se vayan los novios)
beso
Clara la pifio feisimo! Parece a proposito! Pobre Mir =(
vestida de olvido: Incomoda sí, pero sincera...
besotes
Yo mamuchi:No te equivocás, para nada...
besos
La amante: NO fue su culpa, ya vas a ver.
Besitos.
Andie 30: Hubo algo de eso, pero no pude jugarla de superada...ahora viene lo peor.
Besos
Vir: Ojalá hubiera hecho lo que decis, pero lamentablemente me venció la debilidad.
beso grande
Adri: Clara estaba muerta de verguenza, pobre.
besos
Quizá para el resto yo estaré loca, pero no me parecio mal la respuesta de Octavio, creo que no era ni lugar ni el momento para dar explicaciones sobre vos...o acaso no sos la mejor amiga de Clara?. La situación ya era forzada e incómoda, para qué más?. Besos.
Como diría mi hijita: ¡¡UN momento extremo!!
si floja, fea la actitú,
nose nose
Necesito saber el PORQUE JUNTOS???
Tendre que seguir al pie del cañon!!
Besotes Mir!
Decime que te sacaste el ramo e flores o el anillo y me muero jajaja, igual en eso n hay que creer , ahora recuerdo que mi anillo lo deje en la casa de mi ex novio jajaja, espero que postees prontito!
IgnoraloS!
Hay que tener mucha paciencia y valium inyectable a mano...
Que parte de "no me sientes junto a Octavio" Clarita no entendio? vaya noche!
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